viernes, 14 de agosto de 2009

Cien mil bienvenidas! (Failte)



En dos horas se abrirán las puertas y ya no habrá nada salvo libertad.
En dos horas dejaré de escuchar el zumbido del ordenador y el aire acondicionado para salir al exterior y respirar hondo.

En dos horas me quitaré la chaqueta y tardaré semanas en volver a ponérmela.
En dos horas se acabo el trabajo, la rutina y la monotonía. Se acabó la obligación y empezará la devoción.

Cambiaré tensiones por risas.
Cambiaré obligaciones por caprichos.
Cmabiare rutina por improvisación.
Cambiaré el olor del ambientador por el perfume de los campos mojados.
Cambiaré de lugar, de ciudad, de país.

Volaré casi a nunca jamás, al país de las brumas y la turba. Al pais donde el viento suena a gaitas y las piedras cuentan historias.

Me voy.

Y volveré con una nueva experiencia, con nuevas historias de contar, con una nueva marca en el mapa, con sonidos, olores y colores nuevos.

Estoy deseando que den las 3 para cerrar la puerta tras de mí y mirar con una sonrisa al mañana.

jueves, 13 de agosto de 2009

Palabras imprescindibles


Antiguamente las personas podían no saber trigonometría, ni física cuántica, ni lingüistica, ni dialéctica.

Podían no conocer a Lope ni a Quevedo, ni a Aníbal, a Platón o a Cesar.

Podían no saber ubicar un país en un mapa, podían no saber elegir un vino o qué cubierto usar en cada plato.

Pero sabían que el por favor y el gracias eran palabras imprescindibles en el lenguaje.

Hay palabras que se crearon para amortiguar el roce intrínseco de la convivencia.

Palabras que al igual que el aceite, sirven para engrasar los engranajes que conforman el complejo mecanismo de la comunicación.

El lenguaje, según algunos, es lo que nos diferencia de las bestias, y su adecuado uso es lo que diferencia a los cultos de los patanes.

No obstante se puede ser muy versado en lenguas y sin embargo obviar lo que a otros menos ilustrados sus padres les enseñaron como elemento diferenciador de su buena crianza.

Por favor, gracias, no hay de que, si no te importa, te agradecería, si no te es molestia.....son esas pequeñas almohadillas que permiten que el roce no termine desgastando la proximidad de las relaciones interpersonales.

Y no es humillación ni súplica.

Ni es rebajarse, ni ser menos que otro.

Es sólo conocer las reglas y usarlas.

Es cumplir con lo que de uno se espera.

Es en definitiva, hacer más agradable la convivencia con los otros.

miércoles, 12 de agosto de 2009

Dejará de existir el día de la marmota


Cansada, dolorida y bloqueda.
Aburrida, apática y sin fuerzas.

Gris, o incluso, marrón si me apuras.

Pero hasta aqui hemos llegado.

Estoy en contra del prozac y del divan.

No quiero salvavidas, ni cuerdas.

No quiero libros de autoayuda, ni sesiones de terapia conjunta. Nadie te salva, excepto tú mismo.

Así que dado que mi estado prevacacional no viene a mi voluntariamente, voy a pasar a la acción y me voy a autoinducir un buen estado de ánimo.

Ya tengo la mochila abierta y en mi mente rondan las cosas que me acompañarán en el viaje.

Comienzo a tener imágenes que me rondan la cabeza con prados verdes y colinas escarpadas.

Pronto dejaré el teclado y los papeles y el zumbido del ordenador no será sino un mal recuerdo.

Olvidaré mis claves de acceso, no miraré el correo ni escucharé a Carlos Herrera en el camino al trabajo.

Por fin dejará de existir el día de la marmota.

Luego vendran los aviones, los trenes y conducir por la izquierda.Vendrán nuevas ciudades, nuevos sabores, otro idioma. Vendrá el frío y puede que incluso la lluvia.

Pero no me importará porque ya no será el día de la marmota.

martes, 11 de agosto de 2009

De ruinas profanadas por gentiles



El sol se pone en el mirador de San Nicolás y poco a poco las luces de la ciudad van prendiendo como antorchas en la noche.
El viento refresca las castigadas losas de la carrera del Darro mientras una suave música asciende desde un carmen del Albaicín.
Huele a damas de noche, a jazmines y rosas.
Cierro los ojos y mi alma se estremece al recordar el esplendor pasado.
Recuerdo con añoranza las celosías, el rumor de las fuentes, los muros encalados, los tapices y brocados, el cambio de la guardia, la llamada a la oración y el olor de los arrayanes.
Siglos han pasado y mi espíritu aún está impregnado de recuerdos, de momentos, de sonidos.
No quedan sino ruinas profanadas por gentiles que no miran más allá de lo evidente.
Mi alma se aturde y se estremece al contemplar lo que nadie ve, al recordar lo que los demás hace tiempo que olvidaron, al sentir como los siglos y el viento han arañado el antiguo esplendor de mi casa.
Sólo tengo que cerrar los ojos para sentir las frías losas bajo mis pies, para escuchar el roce de las sedas con cada uno de mis pasos, el tacto de las piedras en mis manos, los olores, los sonidos, los colores de otra época.
Mi casa estuvo aquí, y aquí permanece una parte de mí,
la que se emociona,
la que recuerda y siente,
la que ve en las ruinas de hoy el esplendor del ayer.

lunes, 10 de agosto de 2009

Failte!


El cuerpo me pide vacaciones.

Siento que la cabeza ya no puede trabajar más y me pide ociosidad, paisajes y cambio de aires.

Escocia....estoy deseando llegar, ver praderas inmensas, acantilados y castillos, ovejas y vacas con flequillo y brumas en las cumbres.

Quiero escuchar el gaelico, cerrar los ojos y perderme en el sonido de las gaitas.
Quiero vestirme con el tartán de un clan escoces.
Quiero probar el whiskey y la ternera de Aberdeen.
Quiero pasearme por las calles de Edimburgo.
Quiero recorrer Escocia acompañada de mis amigos.
Quiero olvidarme de todo lo que es rutina y disfrutar de un nuevo escenario.

Ya sólo quedan 5 días...

viernes, 7 de agosto de 2009

Normas


Normas, reglas, decálogos de buenas prácticas, corsés y aparatos de ortodoncia.Guías a las que los jóvenes arbolitos se amarran para que al crecer se conviertan en árboles de buen provecho. Plantillas correctoras, moldes y correas, mandamientos y preceptos que sujetan la voz y las conciencias.

Mi buen soldado caballero, la norma va en contra de la libertad de la que algunos hacen gala...directrices, como tú las llamas Conjunto de instrucciones o normas generales para la ejecución de algo, según la Biblia de nuestro amado castellano.

No quiero normas cuando escribo, por eso huyo de la poesía para ir en pos de la prosa. La prosa, libre, sin contar letras ni buscar enrevesadas rimas, sin límites de palabas, sin trabas y sin reglas.

No quiero instrucciones, ni directrices, si siquiera sugerencias, prefiero creer en el ensayo-error-acierto, en la faceta creativa de la vida.

Así pues, mi estimado caballero, le sugiero que no ande por esos derroteros donde la norma se convierte en carcelero de las voces y pensamientos, donde las modas dictan lo que es o no correcto, donde la creencia de unos pocos en su capacidad de iluminar a los necios crea ejercitos de clonados ineptos que bailan al son de la algarabía que otros han querido llamar música.

Deje libres a los autores, porque es de los pocos reductos de libertad que aún nos quedan.

lunes, 3 de agosto de 2009

Los duendes de Mirifice



Es ese momento del claroscuro, donde casi no se distinguen los colores y solo las siluetas se perfilan vagamente.

Allí, lo estoy viendo, hay una pequeña lucecita que bien podría ser una luciérnaga o un pequeño fanal alumbrando el dintel de la puerta. Una puerta labrada, de madera oscura, que puede entreverse detrás de las grandes hojas que la ocultan a las miradas indiscretas.

Ahí, algo se mueve, algo diminuto y de brillantes colores, con un puntiagudo gorro rojo y una expresion inteligente en su cara.

Casi no hace ruido, casi no roza el suelo con sus zapatos, se diria que sus pasos son livianos como el viento y que la hierba no cede ante su paso, sino que flexible se aparta y vuelve a su lugar cuando ella se ha marchado.

Es un espiritu del bosque. Es un duende de Mirifice, los veras acunando mariposas, hablando con los pájaros, asando pequeños hongos en el fuego de salamandras...pequeñas, astutas, libres y bondadosas. Huelen a hierba y a musgo, a flores y resina.

Sus voces resuenan como el sonido de pequeñas campanas o a cascabeles de gato, sus ojos son de todos los colores de los árboles y la tierra, almendrados, chispeantes, alegres e inquisitivos.

Si algún dia tienes la suerte de verlas quítate el sombrero y cédeles el paso y cuenta a tus nietos si los tuvieras, que fuiste bendecido por los hados y que un día se cruzó en tu camino un duende de Mirifice.