A veces, tanto en los buenos como en los malos momentos, pienso cómo sería la vida si no estuvieras a mi lado.
Si no estuvieras, la vida no sería vida sino un insulso peregrinar sin rumbo, ni destino, como caminar por caminos polvorientos sin paisaje ni horizonte.
Si no estuvieras los días serían como dolorosas réplicas de si mismos, vacíos, lúgubres, tristes y sin sentido. Sin más razón de existir que el propio instinto de no morir, hasta que llegara a un punto en el que ni el instinto me sostendría.
Si no estuvieras no habría lágrimas suficientes para llorarte, ni palabras en todos los idiomas para añorarte.
Si no estuvieras no volvería nunca a ser yo, sino una pobre y triste sombra de mí.
Si no estuvieras, nada tendría razón de ser. No habría consuelo ni vida, porque mi vida es digna de de llevar ese nombre porque tú habitas en ella.
Quiera Dios que no me faltes, y si me faltas que yo no dure, porque nada merece la pena si tú no estás a mi lado.
2 comentarios:
Por suerte tú también estás. Eres mi amol etelno...
Intrusistas, más que intrusistas!
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