martes, 28 de julio de 2009

El amargo don de la lucidez

Lástima de los sueños perdidos por el camino.

Pequeñas gotas plateadas brillantes como estrellas que albergaban los sueños de juventud.

Escenas de un mundo perfecto donde el amor regía los destinos de los hombres, donde no había dolor, ni vejez, ni obligaciones, ni disciplina.

Lástima de los surcos que en mi alma han dejado el paso de los años, las penas, el dolor, la obligación, la vida.

Lástima de la inocencia perdida.

Largos años han pasado, un suspiro en el cronómetro del tiempo, pero suficientes para que mi alma haya perdido el esplendor de la infancia, el ardor de la juventud, la virtud de la inexperiencia y hondas arrugas de experiencia marcan hoy mis pensamientos y mis recuerdos.

Lástima de ver el mundo como es, lástima de mis sueños, lástima de mi fantasía y mi ilusión. Lástima de mi adquirida lucidez.

Me he vuelto pragmática y racional, y eso no es bueno. Ayuda a sobrevivir, tal vez incluso a triunfar en lo profesional, ayuda a tener orden y una hipoteca, pero a cambio pierdes, poesía, emoción, sentimientos y sueños.

Lo cierto es que no compensa. A mi no me compensa.

Demasiadas veces he pensado que debía estar en otro sitio....dedicando tiempo a las personas y no a las cosas,
viviendo en lugar de sobreviviendo,
sintiendo en lugar de trabajando,
soñando en lugar de pensando.

Nunca es tarde, pero cada vez cuesta más, alejarse del camino y explorar veredas entre la hierba.

Cuesta renunciar al dinero a cambio del tiempo.
Cuesta mucho cambiar la inercia de los años....
cuesta escuchar el susurro del viento entre las hojas, el lenguaje de los pájaros, cuesta detenerse a contar las flores del camino,
cuesta pararse y ver el mundo que sigue corriendo a tu lado
cuesta deterse y escuchar al viejo contando historias y destilando sabiduría en cada palabra
cuesta sentarse y acariciar al perro
cuesta observar el elegante paso de un gato, la hierba ondulada por el viento, las olas que salpican espuma y sal...

Cuesta parar, cerrar los ojos, respirar hondo y empezar de nuevo...

lunes, 27 de julio de 2009

Trabajos de amor perdidos

El amor gratis, no es amor.

La devoción infinita carente de lógica y recompensa, es un fuego que te consume y te agota, que merma tus fuerzas y devora tu espíritu hasta dejarte en los huesos. Sin aliento, sin esperanza y sin vida.

Amar no es gratis.

Se ama en la confianza del acuerdo tácito de ser correspondido.

Amar sin recompensa no es amar. Es el suicidio. Es contemplar al objeto de tus deseos más allá del abismo, al otro lado del mar, en una isla inalcanzable, o aún peor...en la proximidad del espacio y el tiempo, pero a miles de kilómetros de tus brazos.

Amar es un acto de reciprocidad, porque el amor necesita, al igual que las hogueras, un aporte permanente de energía para seguir calentando o te consumirá.

No ames si no eres amado, se egoista y exige tributos y diezmos de amor, o tu vida será un infierno de angustia y vacío infinitos.

El amor sin reciprocidad, no es amor sino devoción y para eso están los santos en los altares.

Ama a quien te ame, da la vida por quien la daría por ti, responde con besos a las caricias y con abrazos a las dulces palabras. Entrégate en cuerpo y alma, si sabes que recibiras otra alma y otro cuerpo a cambio del tuyo, porque si no, habrás tirado a la basura la esencia más preciada de tu persona.

No ames a quien te ignore
no ames a quien te odie
no ames a quien con tus versos de amor enciende las hogueras de la ira
no ames a quien no te valore
no ames a quien no te entienda
no ames a quien no puedas estrechar en tu pecho y hacer que tus latidos se fundan con los suyos
no ames a quien reniegue de tu compañía y de tu nombre

Sabrás que debes amar a aquella cuyo corazón se desboque en tu presencia
amarás a quien te mire a los ojos y se pierda en su azul infinito
amarás a quien respire por ti y le falte el aliento en tu ausencia
ama a quien bendiga tu nombre y bese en suelo que antes pisaron tus sandalias

Sólo debes amar a aquella que daría su vida por ti
a aquella cuyo mundo tenga a tu persona por eje
a aquella que con su último aliento te diría....sólo tú eres mi amor.

Y mientras tanto, condena al destierro del olvido a aquellas que con su desdén e incomprensión han convertido tu alma en un pozo de negrura infinito. Líberate de tanta amargura, o la ira, el odio y el rencor no te dejarán nunca más ver la luz.

jueves, 9 de julio de 2009

Todo tiene un precio



En esta vida todo tiene un precio.

Este pensamiento tan inspirado ha surgido esta mañana en un intercambio de sms intrascendente y aparentemente sin más objetivo que desear una buena jornada.

Pero la cuestión es que acontecimientos recientes me hacen pensar que por desgracia, todo en esta vida tiene un precio.

A veces nos gusta pensar que no es así, que existen rincones en nuestra alma y nuestra conciencia que son irreductibles, inviolables, inalcanzables e inaccesibles al trueque o la especulación, pero que nadie se equivoque...todo en esta vida tiene un precio.

Puede ser un precio de honor, o puede ser algo pecuniario, puede ser la traición a nuestra moral, o puede ser la vizcaina en la espalda de un tercero, pero lo único cierto es que, muy a nuestro pesar, existe ese precio.

Quién no mataría por salvarse?
Quién no vendería su alma por alguien amado?
Quién no robaría por comer?
Quién no renunciaría a sus principios por sobrevivir?

Así que sólo nos queda saber cuál es el precio, porque lo que queda bien claro es todo en esta vida está en venta.