domingo, 15 de agosto de 2010

Stonehenge me espera


Me marcho.
Al otro lado del mar esperan nuevos paisajes, ciudades, colores, sonidos...
Acantilados, abadías, ciudades, montañas, desfiladeros, calas transparentes, cuevas y monumentos megalíticos.
Me voy, aquí se queda la rutina el estres y el cansancio.
Volveré con fuerzas renovadas y nuevas historias que contar.

viernes, 6 de agosto de 2010

Las cosas que quiero

A veces siento el reproche de otros por adorar las cosas bellas.
Algunos quieren ver simpleza, en lo que es sabiduría.

Las cosas pequeñas y frágiles.
Las cosas fugaces y efímeras.
Las cosas que trascienden la vida de los mortales y permanecen ahí viendo a la gente pasar con sus vidas equivocadas.

Hay quien disfruta de lo tétrico y mustio.
Quien se deleita en la caducidad y la muerte.
Hay quien se cree especial y diferente buscando el motivo de su adoración en la decadencia, el dolor, la fealdad, la rareza, la dejadez, el abandono.....
Quien encuentra la belleza en los huesos, el polvo y la pena....pero no así yo.

Prefiero la luz a las sombras.
El blanco al negro.
La primavera al invierno.

Me gusta deleitarme en la felicidad propia y ajena.
Prefiero reir a llorar.
Prefiero la armonía a la estridencia.
Prefiero el equilibrio al caos.

Adoro los bosques y las montañas,
el sonido del viento en los árboles,
las brumas hechas jirones que se entretienen en los amaneceres,
las gotas de lluvia en las flores,
las olas del mar, apacibles o rugientes que acarician arenas o embisten acantilados.

Prefiero mirar al cielo que al suelo.
Prefiero contar las nubes que las piedras del camino.
Prefiero imaginar lo que habrá más allá del horizonte que mirar a mi espalda.

Prefiero a los animales antes que a las personas,
por su nobleza, por su sensibilidad y su amor incondicional.
Me dan vida, me aportan serenidad y calma en un mundo donde todo son prisas, rencores y odios.
Me abren la puerta a un mundo ancestral donde todos los seres vivian en equilibrio.

Sí, me gusta la bondad, la simple contemplación del cosmos, el silencio, la naturaleza.....y no voy a pedir perdón por ello.

martes, 3 de agosto de 2010

Atrofia emocional

Siento el peso de la rutina en mis sentidos.

Los sonidos son más sordos.
Los sabores son insípidos.
El tacto está afectado por el latex del estres.

Pero acaba el trabajo, la fatiga, el horario.
Acaba la presión, la responsabilidad, la angustia
esa que me quita el sueño y la sensibilidad
....y vuelvo a ser yo.

Vuelvo a sentir, para bien y para mal.
Vuevo a sufrir, a empatizar, a crear.

Escucho y la piel se me eriza.
Veo y siento.
Saboreo las especias y la vida.
Las lágrimas ya no brotan por estrés, sino por las cuerdas de violines, los barrotes de una jaula, el olor de la favorita a media noche.

¿Qué precio estoy pagando por la vida?
¿Cuánto estoy perdiendo en el camino?

Tal vez demasiado si a cambio dejo morir a una parte de mi.
Esa parte que es la más sincera.
La que emana desde el fondo de mi alma.
La que está en armonía con la naturaleza.

El porcentaje de reparto cada vez es más desequilibrado.
Ya casi no queda tiempo para esta parte de mi.

Sé que me estoy equivocando.
Pero el camino de vuelta es difícil.
Mas esfuerzo, menos tiempo, más incertidumbre.

¿Podré hacerlo?

Vamos a intentarlo una vez más......

lunes, 2 de agosto de 2010

Una moneda por tus pensamientos

Una moneda por tus pensamientos.

¿Sólo una moneda? te respondí.

Dime tú cuánto crees que valen.

Valen lo que el último grano en un reloj de arena. Valen lo que perdiste aquel día cuando llegaste tarde y ya me había marchado. Pueden valer una vida entera.

Y si quisiera comprarlos ¿me los venderías?

No se puede vender un pensamiento a menos que estés dispuesto a darlo todo por él.

Pero quiero ese pensamiento, así que dime cuánto he de pagarte.

¿Pagarías lo que te pidiera?

Pagaría eso y más.

Pues debes saber que el precio es alto.

Pero espero que la recompensa sea mayor.

Pues disponte a escuchar y págame después. Pienso que la suerte no sobra en estos días. Pienso que hay quien vela por ti y se desvela por tu cariño. Hay quien no tiene más horizonte que tus ojos ni más esperanza que tu futuro. Hay quien desea aprender, pero aún no lo sabe. Hay quien respira por ti y sin ti le falta el aire. Hay quien sin ti, tal vez estaría mejor que contigo, pero tuvo la suerte o la desdicha de encontrar su llave en tus manos.

Y bien, ya conozco tu pensamiento, ¿cuánto he de pagar por él?

Pues págame a través de las manos de otra. Págame en sonrisas y en afectos, págame en enseñanzas, en puestas de sol y en noches de vino y rosas. Págame en caricias, en palabras dulces y en abrazos de fuego, págame en miradas, de esas que ven el alma y el pensamiento. Págame en promesas y en hechos.

Págame en verte feliz y ver los sueños de ella cumplidos y así sabré que mereció la pena contarte mis pensamientos.