miércoles, 12 de agosto de 2009

Dejará de existir el día de la marmota


Cansada, dolorida y bloqueda.
Aburrida, apática y sin fuerzas.

Gris, o incluso, marrón si me apuras.

Pero hasta aqui hemos llegado.

Estoy en contra del prozac y del divan.

No quiero salvavidas, ni cuerdas.

No quiero libros de autoayuda, ni sesiones de terapia conjunta. Nadie te salva, excepto tú mismo.

Así que dado que mi estado prevacacional no viene a mi voluntariamente, voy a pasar a la acción y me voy a autoinducir un buen estado de ánimo.

Ya tengo la mochila abierta y en mi mente rondan las cosas que me acompañarán en el viaje.

Comienzo a tener imágenes que me rondan la cabeza con prados verdes y colinas escarpadas.

Pronto dejaré el teclado y los papeles y el zumbido del ordenador no será sino un mal recuerdo.

Olvidaré mis claves de acceso, no miraré el correo ni escucharé a Carlos Herrera en el camino al trabajo.

Por fin dejará de existir el día de la marmota.

Luego vendran los aviones, los trenes y conducir por la izquierda.Vendrán nuevas ciudades, nuevos sabores, otro idioma. Vendrá el frío y puede que incluso la lluvia.

Pero no me importará porque ya no será el día de la marmota.

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